Entre las muchas lunas de nuestro Sistema Solar, hay una que destaca: Titán, satélite del gigante anillado Saturno. Su superficie soporta una atmósfera con una presión una vez y media la de la Tierra, y tiene una suerte de 'sistema meteorológico' parecido al nuestro, si bien en vez de llover agua, cae metano líquido. Muchos científicos se preguntan si, por sus peculiares particularidades, la vida se ha podido abrir camino de algún modo. Y a esa pregunta intentará responder la misión Dragonfly, de la NASA, que visitará la luna de Saturno en la próxima década.

 

La NASA acaba de hacer públicos los objetivos científicos de la misión en la revista ' The Planetary Science Journal'. Sus metas incluyen la búsqueda de biofirmas químicas; investigar el ciclo activo del metano de la luna; y explorar la química prebiótica que tiene lugar actualmente en la atmósfera de Titán y en su superficie. La idea es enviar un módulo de aterrizaje a la superficie del satélite, siendo la primera misión en llevar tecnología sobre su suelo para identificar su composición.

 

 

«Titán representa la utopía de un explorador», afirma Alex Hayes, profesor asociado de astronomía en la Facultad de Artes y Ciencias y co-investigador de Dragonfly. «Las preguntas científicas que tenemos para Titán son muy amplias porque todavía no sabemos mucho sobre lo que realmente está sucediendo en la superficie. Por cada pregunta que respondimos durante la exploración de la misión Cassini, obtuvimos 10 nuevos interrogantes».

 

 

Cassini estuvo más de una década orbitando a Saturno, y también echó un vistazo a Titán. Sin embargo, su espesa atmósfera hizo imposible que identificara los materiales de su superficie. Lo que sí pudo hacer es penetrar en la atmósfera e identificar estructuras morfológicas similares a la Tierra, incluidas dunas, lagos y montañas. «De hecho, en el momento en que se lanzó Cassini, ni siquiera sabíamos si la superficie de Titán era un océano líquido global de metano y etano, o una superficie sólida de hielo de agua y compuestos orgánicos sólidos», afirma Hayes, también director del Centro Cornell de Astrofísica y Ciencias Planetarias.

 

 

La sonda Huygens, aterrizó en Titán en 2005 y fue diseñada para flotar en un mar de metano o aterrizar en una superficie dura. Sus experimentos científicos fueron predominantemente atmosféricos, porque no estaban seguros de sí sobreviviría al aterrizaje. Dragonfly será la primera misión en explorar la superficie de Titán e identificar la composición detallada de su superficie rica en orgánicos. «Lo emocionante es que hemos hecho predicciones sobre lo que está sucediendo a escala local en la superficie y cómo funciona Titán como sistema -dice Hayes-, y las imágenes y medidas de Dragonfly nos dirán si estamos equivocados o no».

Dragonfly pasará un día completo en Titán (equivalente a 16 días terrestres) en un lugar realizando experimentos científicos y observaciones, y luego volará a una nueva zona con base a sus descubrimientos.

 

 

La baja gravedad de Titá y su atmósfera espesa y relativamente tranquila, con vientos más ligeros que en nuestro planeta, lo convierten en un lugar ideal para un vehículo aéreo. Y aunque el equipo científico no espera lluvia durante los vuelos de Dragonfly, Hayes señaló que nadie conoce realmente los patrones climáticos a escala local en esa luna.