Este miércoles se cumplen 53 años de la llegada del hombre a la Luna. Este evento marcó un antes y un después en la exploración de otro cuerpo celeste; la tripulación estuvo conformada por Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins,los 3 se embarcaron a este viaje sin saber si volverían a pisar la Tierra.
Armstrong y Aldrin fueron los primeros humanos en dejar huellas en la Luna tras aterrizar con éxito en el Mare Tranquillitatis (Mar de la Tranquilidad), situado en la cara visible de nuestro satélite. Ambos permanecieron en un radio de 100 metros del módulo lunar Eagle, y pasaron aproximadamente dos horas y media fuera, tomando muestras del suelo y rocas, así como preparando experimentos científicos, mientras Collins orbitaba a bordo del módulo de mando Columbia.
Revolución en la exploración lunar
En aquel momento, apenas sabíamos acerca de la historia y la composición de nuestro satélite natural, la Luna. Y por primera vez en la historia, los científicos pudieron analizar muestras provenientes del espacio. Esto les permitió determinar la edad, la composición y muchas otras propiedades de la Luna, así como profundizar en el conocimiento del sistema solar. Las muestras pesaron un total de 21,7 kg y proporcionaron a los científicos una gran cantidad de información muy valiosa que ha sido usada hasta la fecha.
Estas son algunas de las cosas que aprendimos después de la misión:
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Los mares lunares (las zonas oscuras que se ven al observar la luna) son antiguos flujos de lava volcánica.
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Poco después de formarse, la luna estaba fundida casi por completo, cubierta por una capa de roca líquida. A partir de este descubrimiento, la noción de un “océano de magma” se ha aplicado también a otros los planetas rocosos.
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Las muestras volcánicas tomadas por el Apolo 11 son muy antiguas: tienen unos 3600 millones de años, por lo que estas muestras nos abren una ventana al conocimiento de las primeras épocas de la Luna.
Experimentos en la superficie lunar
Los astronautas del Apolo 11 desplegaron una pequeña serie de experimentos durante su estancia en la superficie lunar. El paquete de experimentos científicos del Apolo (EASEP) consistió en tres partes, además de dos paneles solares para generar electricidad, tenía una antena y un sistema de comunicaciones que servía tanto para enviar datos a las estaciones terrestres como para recibir órdenes, el EASEP llevaba estos componentes:
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Paquete de experimentos de sísmica pasiva: servía para detectar terremotos lunares “lunamotos” y demostró que era posible estudiar la luna desde el punto de vista sísmico.
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Detector de polvo lunar: medía la acumulación de polvo y el daño que la radiación producía en las células solares. La acumulación natural de polvo en los paquetes de experimentos resultó ser mucho más baja de lo esperado.
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Retrorreflector de medición láser lunar: este instrumento tiene espejos en forma de cubo que reflejan pulsos láser directamente de vuelta a la Tierra. El tiempo que tarda la luz en ir y volver desde la Tierra a la Luna se usa para medir la distancia a nuestro satélite con una alta precisión y ayuda a calibrar la escala del sistema solar. Este experimento se sigue utilizando actualmente.
El Apolo 11 marcó un hito en la exploración de la Luna y la colonización espacial.