Créditos de imagen: NASA

La NASA lanzará cuatro misiones científicas en 2022 para proporcionar a los científicos más información sobre los sistemas y procesos climáticos fundamentales, incluidas las tormentas extremas, las aguas superficiales y los océanos, y el polvo atmosférico.

La NASA tiene una vista única de nuestro planeta desde el espacio. La flota de satélites de observación de la Tierra de la NASA proporciona datos de alta calidad sobre el entorno interconectado de la Tierra, desde la calidad del aire hasta el hielo marino.

Estas cuatro misiones mejorarán la capacidad de monitorear nuestro planeta cambiante:

  • TROPICS (Time-Resolved Observations of Precipitation structure and storm Intensity with a Constellation of Smallsats)

La misión TROPICS de la NASA tiene como objetivo mejorar las observaciones de ciclones tropicales. Seis satélites TROPICS trabajarán en conjunto para proporcionar observaciones de microondas de la precipitación, temperatura y humedad de una tormenta tan rápido como cada 50 minutos. Los científicos esperan que los datos les ayuden a comprender los factores que impulsan la intensificación de los ciclones tropicales y contribuirán a los modelos de predicción meteorológica.

Cada satélite lleva un instrumento radiómetro de microondas en miniatura. Viajando en pares en tres órbitas diferentes, observarán colectivamente la superficie de la Tierra con más frecuencia que los satélites meteorológicos actuales que realizan mediciones similares, lo que aumenta en gran medida los datos disponibles para los pronósticos meteorológicos casi en tiempo real.

  • EMIT (Earth Surface Mineral Dust Source Investigation)

Los vientos levantan polvo de las regiones áridas de la Tierra y transportan las partículas minerales por todo el mundo. El polvo puede influir en el forzamiento radiativo, o el equilibrio entre la energía que llega a la Tierra desde el Sol y la energía que la Tierra refleja hacia el espacio, de ahí la temperatura de la superficie y la atmósfera del planeta. Los minerales más oscuros cargados de hierro tienden a absorber energía, lo que conduce al calentamiento del medio ambiente, mientras que las partículas más brillantes que contienen arcilla dispersan la luz de una manera que puede conducir al enfriamiento. Además de afectar al calentamiento regional y global de la atmósfera, el polvo puede afectar a la calidad del aire y la salud de las personas en todo el mundo, y cuando se deposita en el océano, también puede desencadenar la proliferación de algas microscópicas.

El objetivo de la misión EMIT es mapear dónde se origina el polvo y estimar su composición para que los científicos puedan comprender mejor cómo afecta al planeta. Con su lanzamiento previsto en 2022, EMIT tiene una misión principal de un año y se instalará en la Estación Espacial Internacional. EMIT utilizará un instrumento llamado espectrómetro de imágenes que mide la luz visible e infrarroja que se refleja en las superficies de abajo. Estos datos pueden revelar las distintas firmas de absorción de luz de los minerales en el polvo que ayudan a determinar su composición.

  • JPSS

Pronosticar tormentas extremas con muchos días de anticipación requiere capturar mediciones precisas de la temperatura y la humedad en nuestra atmósfera, junto con las temperaturas de la superficie del océano. Los satélites del Sistema de Satélites Polares Conjuntos NOAA/NASA (JPSS), proporcionan estos datos críticos, que son utilizados por pronosticadores y socorristas. Los satélites también nos informan sobre inundaciones, incendios forestales, volcanes, niebla, tormentas de polvo y hielo marino.

Los satélites JPSS giran alrededor de la Tierra desde el Polo Norte hasta el Polo Sur, tomando datos e imágenes mientras vuelan. A medida que la Tierra gira bajo estos satélites, éstos observan cada parte del planeta al menos dos veces al día.

  • SWOT (Surface Water and Ocean Topography)

La misión SWOT ayudará a los investigadores a determinar cuánta agua contienen los océanos, lagos y ríos de la Tierra. Esto ayudará a los científicos a comprender los efectos del cambio climático en los cuerpos de agua dulce y la capacidad del océano para absorber el exceso de calor y los gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono.

El satélite medirá la altura del agua utilizando su interferómetro de radar de banda Ka, un nuevo instrumento que hace rebotar pulsos de radar en la superficie del agua y recibe las señales de retorno con dos antenas diferentes al mismo tiempo. Esta técnica de medición permite a los científicos calcular con precisión la altura del agua. Los datos ayudarán con tareas como rastrear los cambios regionales en el nivel del mar, monitorear los cambios en los flujos de los ríos y cuánta agua almacenan los lagos, así como determinar cuánta agua dulce está disponible para las comunidades de todo el mundo.