Según la NASA, hace miles de millones de años, Marte albergaba sistemas de lagos que pudieron haber sostenido vida.

 

 

                                  

 

El Rover Curiosity de la NASA, se encuentra en el cráter de Marte llamado Gale, en donde los científicos hallaron nuevas evidencias de posibles signos de vida antigua en el Planeta Rojo. Utilizando el instrumento integrado en el robot, CheMin, que analiza los minerales presentes en las rocas y el suelo, se llegó a la conclusión de que el agua súper salada destruyó dichos probables signos de vida.

 

 

Gracias a la herramienta CheMin, los investigadores registraron posibles signos de vida pasada; publicaron sus resultados en la revista científica Science. “Solíamos pensar que una vez que las capas de minerales arcillosos se formaron en el fondo del lago en el cráter Gale, se quedaban así, preservando durante miles de millones de años, el momento en el que se formaron “, dijo Tom Bristow, investigador principal y autor del artículo de CheMin en el Ames Research Center de la NASA en Silicon Valley, California.  “Pero las salmueras posteriores descompusieron estos minerales arcillosos en algunos lugares, lo que restableció el registro en las rocas”, explica el investigador.

 

 

 

Marte cuenta con un tesoro de rocas y minerales mucho más antiguos que los de la Tierra, y gracias a conocimientos previos, acudieron al cráter Gale, donde esperan encontrar la mayor cantidad de signos de posible vida. Y es que a través de estos minerales, se puede saber cómo era el medio ambiente en algún momento. “Dado que los minerales que encontramos en Marte también se forman en algunos lugares de la Tierra, podemos usar lo que sabemos sobre cómo se forman en la Tierra para decirnos lo saladas o ácidas que eran las aguas en el antiguo Marte”, dijo Liz Rampe, investigadora principal de CheMin y coautora en el Johnson Space Center de la NASA en Houston. Gracias a esto, descubrieron que después de secarse los lagos en la superficie, el agua continuó corriendo de forma subterránea, transportando sustancias químicas. Esto, según explican, daría pie a afirmar una gran posibilidad de que hubiera, al menos, vida microbiana en estos ecosistemas, conocidos como biosferas profundas y de las que hya en la Tierra.

 

 

Sin embargo, formaciones de agua salina posteriores, probablemente en tiempos de climas más extremosos, lograron filtrarse y comenzaron a borrar registros en las formaciones, piensan los investigadores. “Hemos aprendido algo muy importante: hay algunas partes del registro en las rocas marcianas que no son tan buenas para preservar muestras de posible vida pasada del planeta”, dijo Ashwin Vasavada, científico del proyecto Curiosity y coautor en el JPL de la NASA. “Lo bueno es que encontramos a ambos muy juntos en el cráter Gale, y podemos usar la mineralogía para saber cuál es cuál”, concluyó.