Este satélite de la NASA cayó de regreso a la Tierra después de 38 años orbitando el planeta.

 

 

El Earth Radiation Budget Satellite, conocido como ERBS, se lanzó en 1984 a bordo del transbordador espacial Challenger.

Hasta 2005, los datos del ERBS ayudaron a los investigadores a descifrar cómo la Tierra absorbía e irradiaba energía del Sol, y midió las concentraciones de ozono, vapor de agua, dióxido de nitrógeno y aerosoles en la estratosfera de la Tierra.

 

 

El Departamento de Defensa de EE.UU. confirmó que el ERBS reingresó a la atmósfera terrestre sobre el mar de Bering, aunque aún no queda claro si partes del satélite sobrevivieron al reingreso. Se esperaba que la mayor parte del satélite se quemara a medida que se movía a través de la atmósfera. La NASA había calculado que el riesgo de daño para cualquier persona en la Tierra era muy bajo: aproximadamente 1 en 9.400.

El satélite superó con creces la vida útil de dos años que se había esperado, al operar durante un total de 21 años.

El instrumento a bordo del ERBS, el Experimento II de Gas y Aerosol Estratosférico (SAGE II), recopiló datos que confirmaron que la capa de ozono estaba disminuyendo a escala global, dijo la NASA.

 

 

Esa información ayudó a moldear el Acuerdo del Protocolo de Montreal, un pacto internacional firmado en 1987 por docenas de países, que resultó en una disminución dramática en todo el mundo en el uso de clorofluorocarbonos (CFC) que destruyen el ozono, sustancias químicas que alguna vez se usaron comúnmente en aerosoles, refrigeración y acondicionadores de aire.

Si no se hubiera acordado la prohibición de los CFC, el mundo estaría en camino de un colapso de la capa de ozono y 2,5 grados centígrados adicionales de calentamiento global para fines de siglo, según un estudio de 2021.

Hoy, SAGE III en la Estación Espacial Internacional recopila datos sobre la salud de la capa de ozono.