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Los cielos siempre nos regalan misterios, pero esta vez, el enigma viene desde una órbita cercana. Un satélite chino ha captado y retransmitido inesperadamente una señal de radio de origen desconocido, sorprendiendo a científicos de todo el mundo y encendiendo la curiosidad de astrónomos aficionados y profesionales.
¿Qué ocurrió?
El satélite Queqiao-2, lanzado por China en marzo de este año, tiene como objetivo principal servir de relevo de comunicaciones entre la Tierra y el lado oculto de la Luna, apoyando las misiones lunares chinas. Sin embargo, durante una operación rutinaria, el satélite devolvió una señal de radio que nadie esperaba.
Los ingenieros notaron que el satélite actuó como un espejo: recibió una señal misteriosa y la retransmitió, permitiendo a los radiotelescopios terrestres detectarla. Esto desató una ola de especulaciones. ¿Se trató de una señal proveniente del espacio profundo? ¿De alguna fuente desconocida en nuestro sistema solar? ¿O simplemente un fenómeno técnico no previsto?
Posibles explicaciones
Expertos sugieren que podría tratarse de interferencia terrestre, reflejada accidentalmente por el satélite. O tal vez una señal natural de radiofrecuencia emitida por cuerpos celestes como púlsares o nebulosas. No obstante, la anomalía radica en que la frecuencia y el patrón de la señal no coinciden con fuentes astrofísicas conocidas.
Por ahora, los científicos continúan analizando los datos y calibrando los instrumentos para descartar fallos técnicos. Mientras tanto, la comunidad astronómica sigue atenta a futuras observaciones que puedan repetir el fenómeno.
Un recordatorio del vasto universo
Este evento subraya cuán dinámico y enigmático es el cosmos. Cada vez que apuntamos nuestros instrumentos hacia el cielo, podemos toparnos con fenómenos inesperados que desafían nuestra comprensión. Para los amantes de la astronomía, es un ejemplo fascinante de cómo incluso misiones planificadas con precisión pueden ofrecernos sorpresas que alimentan nuestra pasión por explorar el universo.
¿Será este el inicio de un nuevo misterio astronómico? Solo el tiempo (y muchas más horas de observación) lo dirán. Mientras tanto, mantén tus ojos en el cielo… ¡y tus oídos bien atentos a las ondas del espacio!
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Cuando pensamos en la conquista del espacio, es fácil imaginar cohetes despegando, banderas plantadas y astronautas flotando en gravedad cero. Pero rara vez pensamos en algo más terrenal (y necesario): ir al baño. Entre 1969 y 1972, los astronautas del programa Apolo caminaron sobre la superficie lunar… y también hicieron sus necesidades allí. Literalmente.
En total, dejaron 96 bolsas con desechos humanos: heces, orina y vómito. Todo esto sigue en la Luna, intacto, congelado por las condiciones extremas del satélite. ¿El motivo? Los astronautas necesitaban aligerar la nave para poder traer muestras lunares de vuelta a la Tierra. Así que tomaron una decisión lógica (aunque asquerosa): dejar su basura biológica allá arriba.
Hoy, más de 50 años después, la NASA ha decidido enfrentar esta realidad de frente. No solo por una cuestión de limpieza, sino porque se acerca una nueva era de exploración lunar con el programa Artemis, y esta vez, los viajes no serán de unos días, sino potencialmente de meses o incluso años. Esto cambia totalmente el juego en cuanto a sostenibilidad.
Un reto de ciencia espacial… y biológica
Para resolver este desafío, la NASA lanzó el Lunar Loo Challenge (también conocido como el Waste to Base Challenge: Sustainable Reprocessing in Space), en colaboración con el programa Centennial Challenges. ¿El objetivo? Desarrollar tecnologías que permitan procesar y reciclar los desechos humanos en la Luna y convertirlos en recursos útiles como agua, energía o fertilizantes.
Y sí, hay 3 millones de dólares en premios para las mejores ideas.
La competencia está dividida en dos fases:
Fase 1 (cerró el 31 de marzo de 2025):
Los participantes presentaron ideas a través de “gemelos digitales” (modelos virtuales de simulación) y prototipos físicos. Esta etapa ya terminó y pronto se anunciarán los ganadores que recibirán un millón de dólares.
Fase 2 (próximamente):
Los proyectos más prometedores pasarán a esta fase, donde se espera que los equipos desarrollen prototipos funcionales. Aquí se repartirán los 2 millones de dólares restantes.
¿Por qué importa esto?
Porque el futuro de la exploración espacial depende de soluciones sostenibles. Cada kilo que se lanza al espacio cuesta miles (o decenas de miles) de dólares. Llevar agua limpia, oxígeno o herramientas desde la Tierra es costoso y poco práctico. Por eso, la NASA apuesta por un enfoque circular: si puedes convertir desechos en recursos útiles en la Luna, puedes vivir allí más tiempo.
Además, desarrollar esta tecnología no solo tiene beneficios espaciales. También podría revolucionar la forma en la que tratamos los residuos aquí en la Tierra, especialmente en comunidades remotas o afectadas por desastres naturales.
Ciencia lunar con impacto terrestre
Más allá de lo curioso que resulta saber que hay casi un centenar de “bolsas de popó” abandonadas en la Luna, este reto pone sobre la mesa temas fundamentales: sostenibilidad, innovación, bioingeniería y tecnología aplicada a problemas reales. Y no solo en el espacio.
¿Te imaginas un sistema compacto que transforme desechos humanos en combustible o nutrientes y que puedas instalar en zonas sin acceso a saneamiento? Es un sueño que puede comenzar en la Luna… pero terminar ayudando a millones de personas aquí.
¿Quién puede participar?
Aunque la primera fase ya cerró, este tipo de retos (conocidos como open innovation challenges) suelen abrirse a una amplia gama de participantes: universidades, startups, makers, ingenieros, biólogos, diseñadores industriales… No necesitas ser astronauta ni trabajar en la NASA. Solo necesitas una idea poderosa, un buen equipo y muchas ganas de resolver problemas complejos.
Hacia una Luna limpia… y habitable
La Luna se está preparando para recibir a nuevos visitantes. Pero esta vez, no vamos a dejar basura. Vamos a construir una presencia sostenible, que respete el entorno y aproveche cada recurso disponible.
Este tipo de iniciativas marcan el camino hacia una nueva era: no solo conquistar el espacio, sino habitarlo con responsabilidad.
Así que la próxima vez que mires la Luna, recuerda: allá arriba hay 96 bolsas con caca… y quizás, una oportunidad para que tú o tu equipo inventen la solución que nos permita reciclarla y convertirla en algo útil.
- Escrito por Super User
El "LunaRecycle Challenge" ofrece hasta 3 millones de dólares a quienes desarrollen soluciones sostenibles para gestionar los desechos dejados por las misiones Apolo.
En un movimiento que une sostenibilidad, tecnología e innovación, la NASA ha lanzado un nuevo desafío global: el LunaRecycle Challenge, una convocatoria para encontrar soluciones eficaces al manejo de los residuos humanos acumulados en la superficie de la Luna desde las misiones Apolo.
Entre 1969 y 1972, los astronautas de estas misiones dejaron tras de sí 96 bolsas con heces y otros desechos biológicos, como parte de una estrategia para aligerar el peso de las naves y permitir el transporte de muestras lunares hacia la Tierra. Más de medio siglo después, estos residuos siguen allí, intactos en la superficie lunar.
Con la vista puesta en futuras misiones de larga duración, como el programa Artemis, la NASA busca ahora una solución creativa, sostenible y funcional para transformar este problema en una oportunidad.
¿En qué consiste el reto?
El LunaRecycle Challenge ofrece hasta 3 millones de dólares en premios para los participantes que presenten propuestas innovadoras que permitan procesar, reciclar y reutilizar los residuos humanos en contextos extraplanetarios.
El desafío se desarrollará en dos fases:
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Fase 1 (hasta marzo de 2025): presentación de un modelo digital funcional del sistema (Digital Twin) y el diseño del prototipo. Esta fase otorgará hasta 1 millón de dólares en premios.
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Fase 2: si la primera fase resulta exitosa, se procederá a la construcción de prototipos físicos y se entregarán 2 millones adicionales a los mejores proyectos.
La NASA busca que las propuestas no solo sean prácticas, sino que también puedan integrarse en misiones futuras, apoyando la vida y las investigaciones científicas de manera sostenible.
Una carrera por la sostenibilidad espacial
El desafío, coordinado en colaboración con la Universidad de Alabama y la empresa AI Spacefactory (ganadora de un reto anterior de la NASA), pone en el centro la importancia de la gestión de residuos como parte clave de la exploración espacial moderna.
"Operar de forma sostenible es una consideración importante para la NASA a medida que realizamos descubrimientos tanto fuera de casa como en la Tierra", afirmó Amy Kaminski, ejecutiva del programa de Desafíos y Colaboraciones Colectivas de la NASA.
Este concurso no solo busca soluciones tecnológicas, sino también marcar un precedente: la Luna no puede ser tratada como un vertedero interplanetario. El objetivo a largo plazo del programa Artemis es establecer una base lunar habitable, lo que requerirá sistemas eficientes de manejo de residuos y reutilización de recursos.
Una oportunidad para innovadores globales
El LunaRecycle Challenge representa una gran oportunidad para universidades, startups, laboratorios e innovadores de todo el mundo que deseen contribuir al futuro de la exploración espacial. No se trata solo de limpiar la Luna, sino de desarrollar tecnologías que también podrían aplicarse en la Tierra, en condiciones extremas o en zonas remotas.
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